sábado, 30 de junio de 2012

Incendios

Simplemente dejar para el recuerdo tres cosas:

- La luz del sol es naranja butano debajo de esta nube de humo. Sí, sales a la calle y te preguntas qué pasa: no es algo que se pueda ignorar porque ha sido un cambio lumínico brutal que nota hasta un niño. Los efectos de luz sobre un folio blanco hacen que éste se vea color mandarina.

- Llueven cenizas del cielo, y casi parece que sea nieve. Hoy se ha calmado un poco, pero ayer fue insoportable. Sería bonito si no supiera que esas cenizas vienen de hectáreas de bosques y animales muertos, que han quedado reducidos a cenizas negras y grises. Caen del cielo con parsimonia, arrastradas por el viento, y se te posan en la cara, el pelo, en la ropa, en el suelo de tu terraza, en el agua de la piscina, en el alféizar de la ventana. Todo se está muriendo a breves kilómetros de mi casa y no se puede hacer nada por remediarlo.

- La luna salió roja como la sangre, sin exagerar. Toda la gente miraba con cautela y algo de miedo a la noche,  brillaba tanto y en un tono tan carmesí que daba hasta yuyu aunque fuera preciosa. Encima estaba enorme, y ejercía una especie de hipnotismo.


Cerca de mi casa arde todo por la estupidez/incompetencia de unos retrasados. Hectáreas que quedarán desoladas, ¿durante cuánto? 65 años. Hasta que se normalice un poco la situación. Bueno, "normalizar" es decir mucho, porque hasta que pasan 4.000 años un bosque no adquiere de nuevo su identidad propia. Pues nada, a seguir con la radial echando chispitas en alerta máxima de calor, sin extintor, sin nada. Que menos mal que habíais hecho un ciclo formativo y sabíais que cuando hay alerta naranja y viento cálido no se puede trabajar con ese tipo de herramientas... Por lo único que os tenéis que sentir un poco nerviosos es porque habéis reducido a escombros tres subcentrales eléctricas y a lo mejor los abogados os putean un poco. Pero por el resto... ¿qué más da un pino más o un pino menos?

Porque claro, aquí nunca pasa nada, no os preocupéis que en seguida se nos olvida, no se os caerá el pelo ni os molestarán demasiado. A lo mejor ese terrenito nos sirve luego para construir adosados, cuando pase la crisis y volvamos todos al ladrillo. Tranquilos, hombre... Si luego no nos acordamos ninguno, y nos echaremos unas risas. Aunque os hayáis cargado kilómetros y kilómetros de bosque. Si total, sólo son árboles, bichos y bestezuelas que han vivido muy bien toda su vida. Vosotros no os preocupéis, que ni se os caerá el pelo ni nada.

Ni siquiera os despeinaréis.


Yo solo espero que esta sea la vez que más cerca esté del fuego en mi vida. 

Sobre el rencor y algo más



A raíz de un comentario de Chica Cactus, y por una conversación que tuve anoche, me ha dado por escribir acerca del rencor. O el despecho.

Cuando, después de estar más de un año en una relación con Sol-y-Sombra, y llevar meses dándome cuenta de que seguía con él por pena (esto es muy duro y muy cruel, soy consciente... pero nadie es perfecto, y los sentimientos no se pueden controlar) me decidí a poner fin a aquello. Quedamos y le expliqué que me había dado cuenta de que yo había pasado a verlo más como un amigo que como una pareja, que lo seguía queriendo pero no de la manera que debiera, que lo apreciaba muchísimo y no quería herirlo... cosas que se dicen con el corazón pero son tópico total.

Su primera reacción fue la negación, obviamente: que nos diéramos un tiempo, porque él estaba seguro de que yo sí lo quería, que solo estaba confundida. Yo ni confundida, ni leches. Sabía que lo nuestro se iba a pique por intentar mantenerme junto a alguien que no me atraía. Pero aún así, acepté el tiempo porque soy pava. Le avisé de que no iba a cambiar de opinión, y él que erre que erre. Obviamente en ese "tiempo" él no dejó de enviarme mensajes de que no podía comer, dormir, ni hacer nada. Que estaba muy deprimido, que no tenía sentido, que le dijera pronto que íbamos  a volver.

Cuando por fin le dije que mi decisión era definitiva, vinieron las amenazas: me voy a suicidar, te vas a arrepentir, nadie te querrá como yo, mi vida se va a acabar, prefiero estar muerto... Os podéis imaginar que el sentimiento de culpa generado fue bestial, aunque lo capeé bien y me mantuve firme en su decisión. Como es lógico, no pasó ninguna de estas cosas, y en poco tiempo encontró a otra muchacha para darle su amor. Y yo, me alegré.

Pero he aquí una fase que no hubiera esperado: apartar a toda la gente que podía de mi. No sé qué lo causó... quizá porque un día un antiguo amigo mío (que daba la casualidad que se conocían pero que ya no tenían relación por las continuas salidas de tono de Sol-y-Sombra mezclado con un poquito de hijoputismo) me invitó a tomar algo y hablar. Parece que se sintió como si estuviera marcando con mi pis en su territorio, o algo por el estilo, por lo que optó por empezar a inventar mil cosas y a soltar sapos y culebras. Que si Loba es una falsa, va muy de buena pero luego es una tal, que fíjate, que mira lo que ha ido diciendo de ti, que mira lo que opina de Fulanito, que mira qué me ha hecho... vamos, unas trolas más gordas que Falete después de Navidad.


Bueno. Yo no entiendo mucho de estas cosas, pero tampoco soy perfecta y muchas veces se e ha ido la lengua y he comentado con mis amigos más cercanos cosas acerca de el susodicho ex que me habían dolido, o les he contado los motivos de mi ruptura. Creo que es normal ¿no? Lo que no entiendo son las ganas de destruir al contrario en su propio círculo, el absurdo TE VOY A JODER LA VIDA. ¿Qué quieres que te diga? Si tanto me querías, ¿qué haces metiendo mierda? ¿qué haces?

Es duro dejar a alguien, y también que te dejen.  Pero cada cual tiene su versión. Anoche estaba hablando con mi vecina y amiga desde-que-nacimos (nos llevamos menos de un año) y me preguntó por qué no había contado nada acerca de las razones por las que había dejado al Alcántara, hace ya más de medio año. Al final le contesté la verdad: que no quería meter mierda. Y es que se conocen de lejos, pero otra de nuestra pandilla dice ser su mejor amiga (la que nos presentó). Lo que no voy a hacer es aportarles unos datos que van a cambiar su forma de verlo. ¿Qué necesidad hay? ¿Acaso gano algo aireando su misoginia, su porte radical, a gente que lo quiere?

Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Desde luego, si esta chica quisiera salir con él, quizá le advertiría. Pero si no, ¿qué necesidad tengo de enemistar a dos buenos amigos? Sé que en parte la que pierde soy yo...  aunque me da igual perder. Yo lo que no quiero es hacerle más daño al Alcántara del que fue estrictamente necesario. Y sí, también está con otra chica ahora, vuelve a tener pareja y supongo que vuelve a ser feliz...  Yo no soy la última cocacola del desierto (no sé a quién leí esta frase pero me encantó). No soy necesaria.


¿Qué nos impulsa a querer destruir a la otra persona? ¿A querer dejar su vida como un campo sembrado de sal? ¿Despecho? ¿Odio? ¿Rencor? Cuanto más maduros nos vamos haciendo, más vamos pensando con la cabeza. Pero hay gente que no cambia, y sigue estancado en una estúpida guerra de guerrillas con sus anteriores parejas, en las que cuanto más daño hacen más machotes se sienten. Solo he conseguido tener una buena relación después de dejarlo con el Señor Ameba, y personalmente agradezco que así sea, aunque se ponga un poco "perro del hortelano" a veces. Si quise a esas personas antes, no tengo por qué echarlas de mi vida para siempre. Me alegro de su felicidad y de su éxito... siempre y cuando no intenten joderme. 


Y luego viene el tachar de puta porque te han rechazado. Que eso ya es la repanocha... Hay una frase que odio y me dan ganas de matar cada vez que la oigo, y es "todas putas". Ahora se está poniendo muy de moda desde el auge de los memes y las páginas de humor de internet, y ojalá se quedara ahí... porque la mayoría de chicos que me rodean lo repiten como un mantra entre jiji y jaja. ¿Acaso os parece maduro y caballeroso eso? ¿Acaso creéis que tenéis razón? ¿Creéis en serio que una chica que pudiera estar mínimamente interesada en vosotros va a seguir a vuestro lado con esas actitudes que tenéis? Pues queridos, permitidme que os diga: NO.

jueves, 28 de junio de 2012

De amigos y amigotes

He pasado unos días largos sin ordenador, por lo que no he podido actualizar como es debido. En estos días he tenido tiempo para reflexionar sobre muchas cosas, pero también he encontrado respuestas y más preguntas a muuuchos temas. Quizá en las siguientes entradas comente un poquito alguna conversación que he tenido con tal o cual persona, pero a otras horas que son las 2:48 y es demasiado tarde para una entrada filosófica-plasta.

Hace mucho calor; "¡menuda novedad!" diréis, pero es que no puedo dormir. En la ciudad costera donde vivo el clima es húmedo y el calor se pega como una ventosa, haciendo que tu cuerpo esté eternamente cubierto por una capa de sudor. Encima estoy con anginas y algo de fiebre de después de San Juan. Hacía bastante frío en la playa, y me parece que he pillado un constipado de narices, nunca mejor dicho. Hay pocas cosas que no soporto, porque aquí donde me veis resisto bastante (y sin quejas) lo que me echen... pero eso de no poder dormir porque me ahogo, no. Me recuerda demasiado a cuando tenía brotes brutales de asma, no mola nada.

El caso es que como no puedo salir... bueno, siendo sinceros, he utilizado un poco el constipado de excusa: durante 3 días me he encerrado en casita a leer Danza de Dragones en lugar de pudrirme bajo el sol y el viento del desierto, o deshacerme de tanto sudar. ¿Que si me está gustando? Bueno, en 3 días casi me lo he terminado (me quedarán unas 90 páginas) pero se me queda la sensación de que no pasa nada... aunque hay algunos capítulos que te desbaratan todos los esquemas. Aún así, estoy enfadada con Daenerys porque todo lo hace mal; con Jon por convertirse en un papanatas insufrible; con Tyrion al principio del libro, aunque poco a poco va calmándose... aún así se me hace un poco "Festín de Cuervos", si sabéis lo que quiero decir. Ya veremos cómo acaban estas gentes. Y a ver si se carga alguien a Stannis porque me parece muy cansino.

Esta noche parece que voy a sufrir de insomnio otra vez, pero en lugar de leer (que tengo la vista cansada) voy a reflexionar ciertas cosas:

  •  ¿Por qué tu mejor amigo, sin previo aviso, y sin razón aparente, es capaz de pasar un año sin hablarte?
  • ¿Por qué cuando intentas aclarar las cosas contesta de malos modos y con evasivas?
  •  ¿Por qué año y medio después vuelve como si nada hubiera pasado?
  •  ¿Es normal que este antiguo mejor amigo quiera recuperar el puesto? Porque a mi ya no me nace depositar mi confianza en alguien así. Y no creo que lo consiga con sus actitudes...
  • ... porque, ¿es normal que cuando alguien se junta con una pandilla que trata a las tías como si fueran putas se le pegue esa actitud? ¿es posible que sea TAN NIÑATO que no se da cuenta? ¿Es la misma persona en la que en el pasado habría confiado hasta mi vida? No. 

Si queréis saber lo que pasó entre nosotros, no tenéis más pistas que yo. Un buen día, después de ser como uña y carne desde los 7 años, empezó a contestarme de malos modos. Poco después se puso cínico conmigo hasta el punto de humillarme cada vez que le dirigía la palabra. Obviamente, ahí se acabó mi acercamiento... aunque intenté en un futuro obtener una razón por su nuevo comportamiento, no obtuve más que bromas idiotas y silencio. Menudo cobarde, que no es capaz de hablar las cosas como las personas adultas.

El otro día me soltó un comentario que me dolió. Que yo estoy con Chicombre es algo que saben muy pocos, porque no me da la gana contarlo por ahí, y menos en este grupo de amigos. Los quiero, pero no confío en que vayan a alegrarse por mi. Parece que para ellos yo tendría que haberme conformado con alguno de los anteriores chicos con los que he estado... parece que cuando dejé al Innombrable y al Sol-y-Sombra porque no me llenaban (o porque el otro era un maldito maltratador) yo me convertí en una especie de puta a sus ojos. ¿Qué queréis que os diga? No tengo por qué forzarme a estar con alguien que no amo, y si eso me convierte en una guarra... pues guarra seré. Pero quiero estar con un hombre porque lo quiero, no por deber. Eso sería cruel. Fingir que quieres a alguien por quedar bien. Pues no. Eso sí es ser una puta, quedarse con alguien, engañarlo y jugar con sus sentimientos, por obtener algo (aunque sea prestigio o fama de santa).

Además, son el único grupo de amigos que conozco que piensa de esta manera. Y sí, me siento juzgada y asqueada con ellos, cuando hablo de mi misma siento que se hace un silencio a mi alrededor como si me estuvieran acusando. Así que simplemente no hablo de mí. No es del todo justo que diga estas cosas... porque son buena gente. Pero hay cosas con las que no se puede hablar con ellos, entre otras la política. 




Pues a mi ex-mejor-amigo le ha dado por juntarse con un grupo de seres humanos (supongo, vamos) que trata a las chicas como si fueran idiotas, o como si fueran putas, o yo qué sé. Y a mi me viene con las mismas bromitas ofensivas y comentarios hirientes que no estoy dispuesta a tolerar. Si en su grupito de "machotes" les gusta hacer el tonto, conmigo que no cuente... y menos estando tan poco receptiva a sus comentarios después de sus miradas y juicios sobre mi vida personal que ya ni conoce.

El otro día me hartó, cuando apareció en mi casa tuvimos esta conversación:

- ¡Hola ex-mejor-amigo! 
- Hola. Pasé a buscarte el otro día pero no estabas.
- No, he pasado toda la semana fuera. 
- Aha... - se hace el silencio, en el que me mira, y tiene la desfachatez de soltar- ¿qué estabas, con tu nuevo juguetito?

...
Lo eché de mi casa. Así, sin miramientos. Le dije que estaba harta de sus insolencias y que se volviera por donde había venido.

  • 1) porque me falta el respeto en mi cara y fingiendo bromas.
  • 2) porque se piensa que no haber encontrado a la persona ideal es jugar con la gente
  • 3) porque no tolero que falte el respeto a Chicombre, que es mucho más hombre que él
  • 4) porque un amigo que dice estas cosas, y más cuando no cuentas nada, no es un amigo. 


Con amigos como estos, ¿quién quiere enemigos?
Así contado puede que os parezca una tontería, pero no lo es. No es la primera vez que me hace ese tipo de insinuaciones, acusaciones o como queráis llamarlo. Ni a otras chicas tampoco. Pues se ha acabado, chaval. Yo ya estoy cansada de tener paciencia con él. A la próxima vez, como vuelva a hacer una cosa así, voy a montar una y bien gorda.


Y ya contaré más cosas...

miércoles, 20 de junio de 2012

Un pack del Carrefour


Es renovador pasar una tarde rodeada de colegas haciendo cosas que nos molan, con esa complicidad que tienen los que se conocen de toda la vida. Mola también conocer a las parejas de tus amigos, y llevarte bien con ellos, que te guste estar en compañía y haya buenas vibraciones entre todos. Pero hay casos y casos.

Hoy mismo hemos estado el colectivo friki de-toda-la-vida de quedada maxi-freak. Vamos, de partidita de rol. Yo no soy ninguna burra ni carezco de habilidades sociales, por lo que mi mente comprende perfectamente que no a todo el mundo le va ese rollo. A Chicombre no le van las cosas frikis e intento no torturarlo contándole mil y una batallitas sin sentido que no va a entender o no le van a hacer gracia... porque sé que en el fondo sería ponerme en ridículo y ponerle a él en una situación comprometida. Es como ponerme a hablar del World of Warcraft a una de mis compañeras de clase: lógicamente se me quedarían mirando como diciendo "por favor, ¿puedo irme ya?"... y no es cuestión de quedar como una pava perdida. Hay millones de temas por hablar que difieren de las frikeces, y no tengo por qué estar sosteniendo un monólogo sin sentido con una persona a la que esas cosas no le van porque es aburrirla y ponerme en evidencia.

Pues eso mismo pasa con las actividades que vas a realizar:

Tengo un amigo que por fin ha encontrado una chica que lo quiere, y a la que él quiere. Llevan un añito juntos, pero es lo más duradero que le he visto. Pues el caso es que se enfada porque cada vez que hacemos partidita, su novia se duerme...

¡Alma de cántaro, ¿tan difícil es despegarse una tarde?! A ver, esta chica no disfruta de esto en particular, y eso no la hace ni peor ni mejor. Se aburre. Como una ostra, hasta el extremo de quedarse callada TODA la tarde y dormirse a mitad. Pues él se pilla unos rebotes tremendos, se pone borde, y ella murmura: "ay cari es la medicina... que me amodorra". Pues no, no es la medicina. Es que tienes otros intereses y estás tontísima por permitirle a tu novio que te lleve a la partida de rol. Vas a perder toda la tarde y además te duermes... pues chica, no pasa nada, puedes aprovechar el tiempo para hacer mil cosas, para tus intereses.

Ya no voy a entrar a juzgar que la traigas (no sé si contra su voluntad, pobre) a jugar a chorraditas de las nuestras. Pero ¿acaso es pecado separarse unas horas de tu pareja para estar con tus amigos? No sé si yo seré muy despegada, pero yo que me acoten mi espacio lo llevo muy mal: eso de estar ETERNAMENTE juntos como una sombra, eso de no querer separarse uno del otro como si no fuerais a veros nunca más... no sé. Entiendo que quieras estar con tu pareja, pero... ¿no es un poco coñazo que todas las santas veces que sales con tus amigos la traigas?

La chica esta me cae bien. Bueno, no me cae mal. Intento darle conversación de cosas que a ella le interesan... pero tampoco es fácil porque no tiene aficiones, y porque tiene un nivel de conocimientos muy limitado. Con ella me esfuerzo una barbaridad para que nuestras conversaciones no sean cortas y superficiales, pero no hay manera. Aún así lo intento, porque me sabe muy mal verla fuera de lugar. Si su novio realmente se preocupara por lo que ella desea... no creo que le pidiera que viniera, sino que le dedicaría más tiempo de calidad. Además... no es por nada, pero al grupo entero de nuestros amigos parece que empieza a molestarle que TODAS las veces que quedamos para ponernos al día de nuestras vidas haya una desconocida escuchando. A mi no me importa demasiado, pero las otras le han tomado mucha manía a "Cari" (porque siempre se llaman así, o "chuchi"). No sé si se han dado casos de pérdida de riñón por separarte de tu novia dos horas, pero ellos dos no parecen muy dispuestos a arriesgarse.


Yo tengo una anécdota muy similar que me ocurrió pero como soy bastante pasotilla no me di cuenta de lo ridículo de la situación. La verdad es que cuando me lo contaron los amigos, cuando el chico en cuestión y yo lo dejamos, me empecé a partir de risa. El caso es el siguiente:

Cuando hacía recreación medieval, nos solían llamar para hacer de animadores en mercados medievales... sí, yo era una de esas personitas que se disfrazan en serio en las ferias para pegarse de toñas con un espadón y montar el show. A mi eso de salir en público me daba mucho palo, pero aún así me apunté con aquel chico porque él quería que fuéramos juntos en una miniempresa de estas cosas. Pues bien.

El caso es que este hombrecito, al que llamaremos Sol-y-Sombra (ya os imagináis por qué) no podía permanecer a más de 10 centímetros de mi porque parecía que temía implosionar. Cuando iba al baño, me seguía por si me perdía por el camino. Cuando iba a buscar algo, iba detrás para que no me cayera. Era el trato máximo de princesa-desvalida que podáis imaginar... cosa que a mi me agobiaba bastante, así que muchas veces desaparecía misteriosamente y él se volvía loco buscándome por si me había raptado la mafia. Jiji. Soy lo peor.

Pues bien, los amigos de este chico ya estaban suficientemente jocosos con el tema, porque no me dejaba a solas ni un minuto y a veces eso daba lugar a unas situaciones rocambolescas. La más chistosa de ellas fue en uno de estos mercados medievales, donde yo me había alejado un poco a ver a unos jinetes que estaban cuidando de sus caballos. Yo hice hípica varios años, y cuando me dieron conversación acabó saliendo. Y ellos, todos simpáticos, me dijeron que me fuera a dar una vuelta con el caballo que tenían libre. Ahí me veis a mi, con todas las sedas y satenes (que yo iba de dama ese día) subida a lomos del animalote por la senda... y en eso aparece Sol-y-Sombra.


- ¿Dónde vas?
- ¡A dar un paseo! -le dije yo toda ufana mientras ponía el bicho al trote, detrás de los otros dos.
- Yo también voy- me contesta.
- ¿Cómo? ¿Cómo que vienes tú? 
- No pasa nada, tú no te bajes... yo correré detrás. 
- Quédate con tus amigos, anda, que no vas a poder seguir el ritmo. Y vuelvo en seguida.
- No, no, no. Tranquila que corro. 

Y te me ves a mí más feliz que una perdiz con el caballo y el Sol-y-Sombra corriendo detrás como alma que lleva el diablo, todo rojo, echando el hígado y quedándose atrás, más atrás, más atras... los amigos partiéndose el culo a lo lejos, y yo perdiéndome en la lejanía. Parecía un paje del belén. Le dio un yuyu y se desmayó, y se quedó tirado en un campo. En mi defensa diré que pensé que se había vuelto con los demás. Un espectáculo. El caso es que estos amigos suyos habían hecho una apuesta a ver cuánto tardaba el chaval en perseguirme al ver cómo me alejaba. Obviamente ganaron los que apostaron por entre 1 y 10 segundos. Creo que desplumaron a Enrique esa tarde, los muy bribones, por apostar a 1 minuto.

Pues eso. Que me mola también tener mi espacio, y que la otra persona tenga el suyo. Creo que es necesario y saludable que cada uno alimente sus hobbies y su tiempo libre haciendo cosas que le gustan y que conlleven cierta individualidad. Negarse a estar separados cierto tiempo o culpabilizar al otro de querer "separarse" un rato es un error... siempre que sean lapsos de tiempo racionales. Dan más ganas de hablar con tu pareja sobre lo que ha pasado en su ausencia, y tienes más cosas que compartir...

Además, yo soy una persona, no un pack indivisible de bricks de leche del Carrefour.

lunes, 18 de junio de 2012

El arte de perder


Estaré unos días sin actualizar porque no estaré en casa, pero serán dos o tres. Hoy he intentado escribir un buen post, un post interesante, pero no estoy muy de humor. He tomado horchata con fartons (cosa que realmente es un placer) pero mi día ha sido un desastre y, tras hacer un par de borradores y dejarlos a medias, me he dado cuenta de que ni estaba inspirada ni quería estarlo. Todo marcha sin cambios, como cuando la gente dice que "va bien". Vamos, que todo está vacío y en calma chicha. En casa las cosas están revueltas, pero me fuerzo a que me resbale como si mi cuerpo fuera el cristal de la ventana azotado por la lluvia. 

Chicombre se fue de viaje unos días, y mi frustración a distintos niveles me hace ir a mi bola total... no echo de menos a nadie, no tengo ilusión, no me siento llena. Espero que eso pueda arreglarse sin causar daños colaterales porque cuando el vacío y el frío empiezan a hacer huella en mi interior me enrarezco, pero cuando se me sale por la boca (en este caso por los dedos) es realmente peligroso. Peligroso porque reconozco que algo no anda bien y tiendo a actuar en consecuencia. No encajo demasiado bien las decepciones, empiezo a ponerme pensativa y a convertirme en una chica silenciosa. Descuido la atención que empleo hacia los demás y solo me apetece encerrarme en el cuarto con mi ordenador, mis libros y mis dibujos (algún día subiré alguno de los que estoy haciendo estos días). Empiezo pidiendo espacio y acabo pidiendo soledad. Y no mola nada conocerme tanto a mí misma, porque sé que necesito un golpe de timón pronto de la persona a la que le interesa mantenerme cerca, y no estoy segura de que vaya a conseguir sacudirme, si usted me entiende. 



El arte de perder (One Art), de Elizabeth Bishop.

El arte de perder no es muy difícil de aprender;
tantas cosas contienen el germen
de la pérdida, pero perderlas no es un desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder
las llaves de las puertas, la horas malgastadas.

El arte de perder no es muy difícil de aprender.
Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares y nombres y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.

Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! Desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.

El arte de perder no es muy difícil de aprender.
Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.

Ni aún perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil de aprender,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre.

sábado, 16 de junio de 2012

"Ay tía es que a mí me gustan cabrones"

Hoy voy a empezar el post con la típica coletilla "yo tengo una amiga que..." así que agarraos los machos.

 Y sí, es un caso real, no estoy hablando de mí sino de una chica ajena a mi persona que es bastante... peculiar. No me malinterpretéis, yo la quiero, pero está insoportable. Siempre ha sido muy... pesadita, y el resto del mundo se encariña con ella porque es tan PAVA que es imposible no reírse con la cantidad de tonterías que suelta por segundo, aunque al 100% de la gente le parezca cansina y cargante cuando la conoce. Yo no la considero "amiga-amiga-del-tó" porque me ha tocado convivir con ella una semana en la misma casa, y creo que si me vuelve a tocar tolerarla más de 3 horas al día me suicido. Y además, que si realmente fuera AMIGA con todo el significado de la palabra no escribiría esto en mi blog.

Para que os hagáis una idea es como una mezcla de:


 Típicos mensajes suyos: "cuquiiii chuchiiiii tequieriiitoooos boniiita... joooo hazme casiiitooo... tía eres una perra... contestame al whatsap putii... jotiaesque he quedado con (INSERTAR) y estoy tope nerviosa porque no sé qué poneeermeee y nos vamos a bailar regetoooon y no quiero que se me vea la tangaa.... tíaaaa.... tíaaaa.... jo eres una guarriiiii.... te ooodiooo... cuquiiitaaaa... no me haces casiiiitooo.... tía la profe me odia me va a suspender ahí se estampe contra un bordillo... troncaa no contestas jopelinessss... te odioo eres una putaaa...estoy caliente tía quiero un noviooo... tiaaaa" y así hasta el infinito. Con deciros que cuando me instalé el whatsapp lo primero que hice fue advertirle seriamente:

- Oye, no quiero ser borde... pero a mí no me estés dando la tabarra todo el día con los mensajitos. Si no te contesto, es porque no quiero. Que nos conocemos. 
- Ay jo cuquiiii ven que te abrace feaaaaa... tontiiii que te voy a mandar muchos mensajitoos para que te sientas querida por mí, que soy fabulous y en el fondo me quieres mucho mucho mucho mucho pero te haces la dura. Cuquita bonita.
- ¿PERO TÚ ME ESCUCHAS, COPÓN?- 

Que la chiquilla también tiene sus cosas buenas: es amable, es divertida, está loca, cuando se tranquiliza sabe  hasta hablar con madurez y hacerse querer. Pero estas facetas son mostradas en el 6% de ocasiones, y sigue teniendo unos comportamientos que la gente califica de ODIOSOS el resto de su tiempo.

Bueno, me desvío del tema una barbaridad.
Lo que iba a comentar es que esta chica, a la que llamaremos CANSINA por no faltar a la verdad, está deprimida. ¿Por qué? Porque su máxima es "tía, a mí es que me gustan los cabrones" y todo aquel que no sea un GILIPOLLAS INTEGRAL ya carece de atractivo para ella. Porque claro, solamente le atraen cabrones de discoteca de ésos de "me follo a cualquiera", y tiende a pensar que con ella todo va a ser distinto.

El caso es que está enamorada de MAMÓN. Este elemento (al que yo conozco) se cree guapo siendo un adefesio, es un gordinflón, pasota, sin la más mínima empatía, mala persona, misógeno, huele mal y además la trata como el culo.

Ella lo consideraba " mi mejor amigo, tía" cuando solo hablaban por Facebook algunos días de idioteces, como puedes hablar con alguien que te acaban de presentar. Porque el tío, sinceramente, no da para más. Y CANSINA es la típica que tiene millones de conocidos y ningún amigo real, y es como que no sabe distinguir los términos.

El año pasado me confesó que estaba enamorada de MAMÓN desde hace 4 años. Pero que todo se había torcido porque Mamón vivía con sus dos mejores amigos y:

  • Ella zorreaba- entiéndase que no lo digo yo, sino ella- al amigo A de MAMÓN porque tenía calentones. Pero nunca se dejaba tocar nada.
  • Se tiró en secreto a su otro compañero de piso, B, cuando se cansó del anterior, porque tenía pinta de follar bien. Se equivocó, pero bueno, se lo siguió frungiendo. Se enteró A, que estaba enamorado, y le pidió explicaciones... ella lo despreció de tal modo que se fue de la casa por no poder volver a verla.
  • Cuando quiso tacataca con MAMÓN él se buscó novia (a la que trató como el culo), y ella montó un pitote bestial en el piso que acabó con que ninguno de los tres amigos se habla ahora.

Aclarar que CANSINA es muy... desequilibrada con estas cosas. Tiene que hacer en todo momento lo que siente el impulso. No tiene ninguna capacidad de contención. Si se siente feliz, te abrazará cual peluche; si está enfadada por cualquier cosa lo pagará contigo con una rabia bestial; si le da por gritar será peor que Belén Esteban da igual dónde estés o si hay gente al rededor... etcétera. Además es incapaz de solucionar las cosas como las personas adultas y adolece de una gran carencia de dignidad. A veces me da penita, la pobre... todo lo caga.

Este año se acostaron MAMÓN Y CANSINA después de mucho tiempo mareando y manteniendo conversaciones obscenas en las que él lucía todo su lado creído. Decir "se acuestan" es un eufemismo a decir que la utiliza para polvos cuando él quiere, en su casa que está lejos y ella no tiene coche, a la hora que él quiere, de la manera que él quiere, para correrse cuando él quiere... y ella ahí, como un perrito faldero. Está en clase haciendo una práctica y de repente ¡PIP PIP! recibe un whatsapp del inútil este que le dice: Ven a mi casa. Y ella sale corriendo de clase perdiendo el culo, sin importarle nada más.

El caso es que el tío este la ningunea, pasa de ella, liga con otras delante de su cara sabiendo que le hace daño porque ella está enamorada. Cuando se cansa de ella le grita y la insulta delante de sus amigos, la desprecia continuamente... y CANSINA no hace más que llorar y que decir que ella habrá hecho algo mal, que la culpa es de ella, que él es un cabrón y que no quiere volver a saber nada de él. Al día siguiente sigue saliendo con la pandilla de él para verle y de paso sufrir porque no le habla, intentando meter baza en las conversaciones que él mantiene, sigue intentando abrazarlo, llorando por las esquinas, gritándole porque es idiota, pero todo ello con una pérdida de dignidad absoluta. Él es un hijo-de-puta que sabe que la tiene en el bote, y que haga lo que haga ella seguirá acudiendo a su casa cuando le apetezca follar. Lo peor es que aunque CANSINA vuelva con el corazón destrozado diciendo "es un capullo, me trata fatal... no volveré a hablarle nunca". Pom, dos minutos le dura.

Mira, ojalá le den al idiota ese la beca Erasmus y se pire, y vuelva en una urna de cenizas. Porque aunque CANSINA sea muy cansina, le he cogido cierto cariño... y no me gusta verla sufrir. Sé que en parte se lo merece, sé que es ella misma la que se lo busca, sé que está pasándolo mal. Ya le he dicho con todo el tacto que he podido que la está utilizando, pero ella siempre se queda con el "¿y si cambia? ¿y si por mí deja de ser un cabrón?". Lo que yo digo, es una absurda.

Tía, espabila. No te quiere.
Ni te va a querer nunca. 

Pues eso. Su modo de vida es: ella desprecia a todos los hombres que no son "cabrones" porque no los considera interesantes. Y luego acaba llorando, para acto seguido cogerse a otro cabrón en otra discoteca que la haga llorar más aún. Y mientras, quejándose porque nunca la ha querido nadie. Joder. Y me toca a mí soportar las llantinas.


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¿Qué hago con CANSINA? ¿Creéis que hay una cura a estas dependencias malsanas? ¿Alguna vez os ha pasado eso de engancharos a alguien que te ignora y te utiliza, sin querer despegaros? Puf. A mí me tiene loca con tanto llanto y tanto grito.

viernes, 15 de junio de 2012

PUES VAS FEA, PERO FEA QUE TE CAGAS

Hoy estaba dando mi particular periplo por la cantidad de blogs que hay en Internés, y he tropezado con esta entrada de "Zapatoalacabeza" que me parece muy cierta y muy divertida. A mí la moda me la trae muy MUY muy al pairo, y llevo lo que me resulta cómodo y a la vez me gusta. No sigo tendencias, ni sé cuál es el maldito color del año, y al "color maquillaje" le sigo llamando color carne de toda la vida. Y sigo viéndolo de vieja aunque me lo intenten meter con calzador. Odio las perlas y los lazos, y las puntillas, y esas cosas que te endosaba tu madre cuando ibas de boda con 5 años.

Hace años que cuando salgo a comprar ropa, se convierte en un eterno sufrimiento esta actividad. Si ya lo era antes, ahora no sé si reír o llorar. Más de una vez me he vuelto a casa sin nada y más cabreada que una mona porque no he podido encontrar UNA MÍSERA CAMISETA SIN ÑOÑECES. Y no digo nada de camisetas DE MANGA LARGA EN INVIERNO porque es un imposible, solo hay de tirantes.

Y no sigo, porque me enciendo. Porque el mundo de la moda me parece una payasada en la que solo hay que sacar chuminadas para que una panda de pavas se pongan todos tus modelitos absurdos semi-dignos de la obra de Picasso. Si ya lo decía Lord Tywin: "los titiriteros y los monos necesitan aplausos". Pues esa es mi hermosa relación con el mundo de la farándula y la ropa.

(La diseñadora de lujo expresó algo así como "sí, hago mierda y lo sabéis. Pero gano de pasta
con vosotros y vuestra estupidez que no veas lo a gusto que me quedo")

- camisetas de caras: Todas hemos tenido de ésas, pero... ¿sabéis eso de que en los grupos de amigas, la menos agraciadas parece aún más fea cuando se compara con la más mona? Pues ahora puedes trasladarlo a tu jeta y la modelo de tu camiseta. Ahora no tienes la cara de tu amiga-preciosa a metros de distancia, sino encima de ti. A escasos centímetros de la tuya. Por tanto, vuelve a casa y cámbiate.

- vestidos de bebé: ¿en serio? Vale que seas naif, o que te gusten las florecitas de iaia, o toques así muy inocentones. ¿Pero qué necesidad tienes de ponerte una versión aumentada del babero de cuando naciste?

- cosas de torero-nadador: con unas hombreras todas por fuera llenas de colgajos, y lentejuelas, y perlas, y flecos de cortina, y mamarracheces doradas de hortera, que hacen espalda de nadadora. Hay gente importante que parece que no tiene nadie que le quiera, y salen así a hacerse fotos de Estado. En serio, el chinchín de afflelou ese vende 2 gafas graduadas por el precio de una (o eso decía). Paraos un momento y pensadlo.

- faldas de globo: si quieres disfrazarte de bufón de la Corte Real de Bequelar, ideales. Farolillos chinos del revés. Pues eso.

- ropa de gente muerta: ¿habéis visto la peli Los Otros? La escena en la que se encuentran un montón de fotos de muertos del siglo XIX. Pues esa, esa, esa es. En serio, es fantasmagórico y da yuyu veros por la calle. Que decís que vais de vintage total y a mí me parece que ha vuelto mi bisabuela de entre los muertos a hacerme cocido. O eso, o la Parca.

- yo aprobaba geometría: ahá. Sabemos que eres diferente. Más que diferente, especial. Como los niños especiales. También hay otro nivel que es más digno, pero que hace igual de atractivo que un cartón. Siguiente despelleje.

- la aldea de Pocahontas: ideal para darte aires místicos de india con amigos mapaches, o para parecer que vas a fustigar a tus acompañantes cuando bailas y hacer que los moscas te huyan. ¡Y solo con moverte! Es el invento definitivo.

- la segunda comunión: volantitos blancos, gasas voladoras, vestidos vaporosos... los vestidos fresquitos molan para el verano, pero algunos son como para llamar al cura para que os de la ostia. Sí, literal y figurada. Tranquilos que luego traen el reloj casio y la bola del mundo para que no se os agrie la cara. Que sabemos que es el verdadero motivo por el que os disfrazáis de estas formas.

- con cariño, Chewaka: como esto. Sí, sobran los comentarios. Los diseñadores deben de llevar una vida de excesos... sobre todo con ciertas plantas que se fuman. Siguiente.

- No sé nadar: parece ser que hay gente que necesita flotador para ir por la calle. A lo mejor es cosa mía, que como veréis soy muy maniática con la ropa... pero no sé, a mí me parece que es un poco... raro. Y muy feo. ¿No te das cuenta, alma de cántaro, que eso te hace el tipo como de medusilla, así como...? No sé, no sé explicarlo. Parece que tenga miedo de que llueva mucho o de que llegue un maremoto y no llevar salvavidas. Cosas mías.

- Socorro, me fagocita un lazo: pues eso. Tengo miedo de esas mentes enfermas.


Y ya está. Eso ha sido todo por hoy.



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P.D: para que os echéis unas risicas...


jueves, 14 de junio de 2012

Petardos en mi vida: el Alcántara

Hacía ya tiempo que quería hablar un poquito de este personaje de mi vida. ¿Por qué le llamaremos "El Alcántara"? Pues porque era el hombre de pensamiento más rancio y primitivo con el que he salido jamás. Yo ahora no lo considero novio, no duramos ni dos meses (yo, que tengo más paciencia que Santa Teresa, aunque por aquí no lo demuestre mucho) porque acabé hasta los huevos de pasarme llorando casi todos los días.


Empezaremos por el principio de los tiempos, como le corresponde a un neanderthal recién salido de... no. Eso no. Empezaremos por el principio de los tiempos porque si no, os vais a pensar que soy muy lerda o muy retrasada para acabar liada con tal ente en peligro de extinción. Porque vaya tela, con el señor. Ya empiezo a desarrollar teorías acerca de cómo llegó a los tiempos actuales: quizá se perdió en un agujero negro, acabando en una familia actual de clase media que lo adoptó y jamás le contó su enigmática procedencia. Quizás es el espíritu de un misógeno moralista de la Edad Media que se reencarnó en un vigoroso muchacho. O posiblemente su madre le lavó el cerebro de niño con jabón lagarto y desde entonces pensó que toda mujer debía dedicarse a estar en casa frotando y frotando hasta que todo estuviera limpio cual patena. Aún me acuerdo de una vez que estaba fregando -y no soy ninguna guarra- y espetó que "si no friegas como mi madre me dará asco comer de tus platos, esto no va a ser así". Imaginaos mi cara... lo que os digo, un amor.

¡Uy, que me lío!



Vale, vale. Que me llaman los cerros de Úbeda.

Todo comenzó realmente cuando estaba en mi etapa final con Señor Ameba, verano de 2011. Yo era muy desgraciaíca, pobre de mí, porque me sentía muy sola, muy necia y muy desaprovechada con ése hombrecito que vivía a 349 kilómetros de mi ciudad y que solo se acordaba de mí cuando se sentaba en el ordenador y no quería jugar a sus videojuegos. Y que siempre estaba detrás de su mamá como en el cuento de mamá pato y sus patitos. En fin.

El caso es que mi amiga, viendo el panorama de desierto cuando le contaba las penas, me empezó a meter en la cabeza algo así como:

- Ay, Loba. No te pongas triste, que he estado pensando en que quizá conozco a un chico que te gusta. ¿Te acuerdas de un tal Alcántara que te quería presentar hace muchos años y no quisiste? Pues es de mis mejores amigos y... a ver, guapo guapo no es, pero creo que a ti te gustará. 
- Mira, no empecemos. Que me conoces, que sabes que yo no pondría los tochos a Señor Ameba jamás, aunque fuera una infeliz. 
- Nadie te pide eso mujer. Pero como estás pensando en dejarlo... quizá os llevarais bien. Cuando vuelvas del viaje te lo puedo presentar, en mi cumple.
- No me líes, no me líes. Que estoy muy necesi...
- Y no digas a nadie esto -me interrumpió, bajando la voz de tal modo que tuve que concentrarme casi en leerle los labios-, pero me han dicho que en la cama es como dios. Ahí lo dejo. 
- ¡Cállate!- yo, toda roja- ¡Que estoy pasando mucha hambre y me pones el pan delante de la boca! Y no, no pienso hacerlo. Pobre Señor Ameba. No, no y mil veces no. No lo voy a hacer. No vas a presentarme a nadie.
- Bueno, ya veremos. 


Ese mismo mes, sufrí el último desengaño amoroso por las tonterías del Señor Ameba, y me decidí a dejarlo. Yo llorando como una magdalena por pena que me daba y por rabia que sentía, y él también pero se lo había buscado. Podéis pensar "ah, claro, como tenía a otro..." pero no. No soy así y no necesito a otra persona para ser feliz, valoro bastante mi soledad. El caso es que dos semanas después llegó el cumple de mi amiga. Y allí estaba él.

Era un tío que podría pasar automáticamente a la lista de "ni de coña" de muchas damas, eso lo doy por seguro. Pero yo soy bastante rara, y me traen bastante al pairo las listas. Tenía el pelo negro azabache, ensortijado y largo hasta la cintura. Recogido en una coleta larguíiiiisima. Eso me gustaba, y mucho (sé que soy rara), le daba un toque animal que tenía su punto. Tenía los brazos fuertes y no era alto, pero era atlético, y tenía unos preciosos ojos negros con pestañas de escándalo. Y una boca muy carnosa, que a muchas les daría grimilla pero a mí me parecía placenteramente besable a simple vista. Me debió dar la señal de alarma que iba vestido de rapero (y mi anterior experiencia con un rapero acabó en una relación de maltrato). No me gustan los raperos, porque los que conozco van de "oh sí, canción denuncia, contra todo lo malo, contra la guerra, contra el machismo" y son todo lo contrario de lo que defienden. Violentos y unos mamarrachos que se creen gangsters de su barrio. Lo siento si hay algún lector aficionado a las prendas anchas y se siente aludido siendo lo contrario, pero comprenda usted que aunque sea un tópico inútil me trae malos recuerdos. En fin, que decidí dar una oportunidad -así soy yo, lerda total- aunque fuera para hablar con él. Porque tenía un pelo muy bonito. Ea.

Así de rizado lo tenía, sí. Pero en negro totalmente, como el ala de un cuervo. Y hasta la cintura. 

El caso es que dentro de mí, algo me decía que andara/anduviera con cuidado. Que mi amiga es un poco/bastante/muy conservadora -yo le debo parecer una bolchevique rusa liberal, pero nos toleramos- y que si su círculo se movía entre personas del PPmoderadas y fachas taimados, que no fuera a tocarme el nieto de Franco. Pero francamente, en aquellos momentos me daba igual. Él estaba muy callado, yo cohibida, pero nos reímos bastante porque también era bastante friki, como yo. Reconozco que estaba encantada pero a la vez avergonzada, porque ligar nunca se me ha dado bien y no quería tampoco renunciar a mi libertad tan rápido.

El caso es que empezamos a quedar a solas. Nos gustamos. A veces me daba rabia porque aparecía con camisetas de tirantes -sí, de garrulo de toda la vida- porque sudaba muy copiosamente, pero ni eso me importaba lo más mínimo. Me tenía coladita, la verdad. Tenía una forma de moverse muy muy sexy, y era cariñoso, amable, fuerte, muy besucón, respetuoso, me dejaba peinarle con los dedos ese pelo como crines de caballo que tenía (sí, lo digo en serio), y siempre se interesaba por mí. Me llamaba, me decía cosas bonitas, me encantaba su voz grave y las risas que nos echábamos siempre.

Le propuse ir despacio, conociéndonos, poquito a poco. Tenía mucho miedo a enamorarme de él demasiado rápido. Me parecía encantador, sin ser guapo me parecía el hombre más atractivo del planeta, y siempre me estaba diciendo lo rápido que se había enamorado de mí y lo feliz que estaba a mi lado. Me cogía de la mano y sonreía con orgullo cuando íbamos por la calle. A mí se me caía la baba. Cuando nos acostamos por primera vez, vi las estrellas y los fuegos artificiales. Era una bestia parda. No lo podía creer: joder, este tío es... es increíble, es perfecto. Me sentía plena, valorada, completa, amada. No cabía en mí de la felicidad. Hablaba de sexo, era súper abierto, hablábamos de todo con total confianza, no tenía tabúes ni sentía la menor vergüenza al pedirle lo que quería. Nos encantaba jugar. Creía que había encontrado a mi hombre ideal. Cada día estaba más y más enamorada, era una bestia parda de hombre. Mi bestia parda. Les hablaba de él a mis amigas con tal admiración, con tal fervor y con una sonrisa tan amplia en los labios, que me decían que despedía luz propia de la felicidad. Estaba encantada con la vida, con el amor y con el mundo de yuppie en el que había aterrizado.

No sé cómo cambió todo de repente. Creo que fue cuando, un mes después de empezar a quedar, dijimos de formalizar lo nuestro. De ser más que un lío. Ahí se torció todo.

Lo primero fue esa misma semana, cuando empezó a hablarme de su ex. Que su ex había querido viajar, que fíjate qué desvergonzada, quererse ir de viaje con unas amigas. Decía: "¿Qué pasa? Que yo le importaba una mierda, porque a mí como mi pareja me importa no voy a ningún sitio sin ella. No voy con mis amigos, ni voy de cena, ni voy de fiesta si no está. Porque eso es antinatural. Una chica tiene que estar con su novio. Y es así". Eso fue un bofetón en mi cara. Me quedé super callada y pensativa, no me gustó nada eso. Era horrible,  por regla de tres yo ya no podía ser libre. Me sentí atrapada solo con su razonamiento, sin que se hubiera dado oportunidad. Y él venga a hablar, a hablar, a maldecir contra las chicas que se atreven a salir con sus amigas una noche de cena, porque "son todas unas guarras que van a ligar y que los tíos las miran, y seguro que les ponen los cuernos a sus novios". Yo flipaba y defendía que eso no era ser mala novia, era tener un espacio propio. Así de inocente soy.

- Eso del espacio propio es una pollada -decía literalmente, todo enfadado, casi con un tono de voz violento-. Si estás con una persona, estás con esa persona. No con otras. Si prefieres estar con tus amigas antes que conmigo, me sentaría fatal. Y si te fueras con ellas, te dejaría. Como a mi ex.
- Pero mi vida, yo... yo he estado estudiando una carrera de cinco años. Mi viaje de fin de carrera será el año que viene, y es una de las ilusiones de mi vida. Llevo soñando con ese viaje años. Es una oportunidad irrepetible, nunca podré vivirlo si no es ahora ¿Cómo puede ser eso malo? Yo no te querría menos por irme unos días a celebrar que... 
- Conque esas tenemos, ¿no? ¿Y por qué coño quieres irte a la puta Riviera? Joder, ahí la gente va a follar. ¿Tú también vas a eso o qué? Porque si no, no entiendo para qué quieres ir- hablaba con tanta frialdad y con tanta ira que me dio miedo-.
- Pero... pero yo no iría a eso -la verdad es que estaba horrorizada con esa faceta que acababa de descubrirle, no sabía ni cómo reaccionar-. Sabes que viajar es mi gran ilusión, y solo quiero conocer nuevos lugares, y nuevas culturas, y bucear en el Caribe. Y descansar después de mi larga carrera. 
- Aprender se puede aprender con un libro. ¿Y bucear? ¿Para qué quieres tú bucear? ¿Esperas que me crea eso? No me chupo el dedo, ¿sabes?
- Pero...
- ¿Qué pasa? Es que no lo entiendo. No lo entiendo. No me quieres, ¿no? ¿Cómo que te puede hacer ilusión irte al quinto coño sin mí? Pues una cosa te digo. Como vayas, te dejo.

"Está enfermo de celos  e inseguridad", pensé yo. Y ahí hinché el pecho como una leona.
- No me gustan las amenazas- le solté yo, tan dura como jamás he sonado.
- Que no te estoy amenazando. Es una realidad. 


Soy muy consciente de que ahí debería haber huido. Pero estaba enamorada, muy enamorada. Aún así, ahí se murió una parte muy importante de la relación, se me partió el alma a trozos. Me estaba robando la libertad, haciéndome chantaje emocional, quedando como una víctima y, encima, diciendo que yo no le quería si me apartaba de él. Vamos, como si hubiese retrocedido en el tiempo a la Edad de Piedra. Lo veía.

La siguiente fue cuando un hombre me empezó a acosar por la calle y yo lo pasé francamente como el culo. El Alcántara, lejos de tranquilizarme, me metía más miedo con el fin de que no saliera de casa. Con el tiempo me reconoció que tenía miedo de que me fuera con él. ¿WTF? ¿CÓMO? Espera, acosan a tu novia, está muerta de miedo porque un hombre la persigue por la calle, posiblemente piensa abusar de mí, ¿y encima piensas esa mierda? ¿Como si yo tuviera la culpa? ¿Quién te crees que soy? ¿Qué te crees que es la vida?

Un día mi ex, el Señor Ameba, me habló por Facebook para no se qué de un videojuego. Se me ocurrió comentárselo porque mira, por hablar de algo... se puso como un animal furioso, lleno de ira. Que quería que lo borrara ahora mismo. Quería que lo eliminara de todas partes. "¡¡Ése te quiere follar!! Te quiere follar, ¡y tú lo animas!" gritaba por el teléfono. No pasé por el aro, eso faltaba... que fuera mi dueño para elegirme los amigos o los contactos de la mierda del Facebook. Hasta aquí hemos llegado, no te jode. No soy un perro. Y yo le contestaba entre lloriqueos idiotas (porque aunque soy segura de mí misma ODIO discutir con todas mis fuerzas, me recuerda cosas horribles, y lloro con nada) que solo era un amigo, que no iba a pasar nada, que no habíamos acabado mal y no tenía por qué eliminarlo de ningún sitio porque no era una amenaza. Me colgó el teléfono y estuvo un día entero sin hablarme.

Poco después empecé a entrever que no quería que yo trabajase. Cuando le dije que pensaba buscarme prácticas, él se ponía hecho una fiera. "Eso te quitará tiempo para estar conmigo". "Eso está muy lejos". "No nos vamos ni a ver". Yo hacía oídos sordos, pero poco a poco se me iba partiendo más y más el corazón. No podía dormir por las noches. Tenía miedo, porque veía que estaba volviendo a entrar en aquello que me juré que jamás me volvería a suceder, pero a su vez me decía a mí misma que no era para tanto. Que sabría manejar la situación. Cuando le conté que el año pasado había estado en una empresa de la que volvía a las 12 de la noche entre semana después de toda una dura tarde de trabajo, se puso como una moto a decirme que ni se me ocurriera volver. Que no, que no podría soportarlo. Un día cuando dije que "bueno, mi ilusión no es el periodismo, es ser escritora" casi armó una fiesta. Pude ver cómo se le encendían los ojos mientras decía:

- ¡SÍ, SÍ! Serías una escritora estupenda. Escribirías en casa tranquilita mientras yo voy a trabajar. 

Sin comentarios.




Si esto no fuera suficientemente fuerte, una noche tuvimos un pitote bestial. Ahí me sobrecogió todo lo que decía: empezó preguntándome si de verdad pensaba que "los negros" eran iguales que nosotros. A mí a esas alturas, y siendo amiga de Ele (que es muy racista), no me sorprendió. Con toda la calma del mundo, le dije que por supuesto. Que había estado en Cuba, me había relacionado con todo tipo de gente, y que eramos iguales, que teníamos los mismos derechos y capacidades. Que sabía de lo que hablaba, porque me había relacionado con toda clase de gente, y solo era cuestión de que él conociera a alguien extranjero para que dejara de verlo todo con ese prisma.

Entonces, dejó de hablarme. Así, sin más. Le hablé, le pregunté por qué me hacía el vacío, y me giraba la cara. No contestaba. Como un puto crío. Y tuvo la desfachatez de decirme tres cosas entonces:

  • Que si hubiera estado con un extranjero no me tocaría con un palo. Así vemos que a sus ojos yo no era más que una propiedad, algo que le pertenecía. No era un ser vivo ni tenía derecho a un pasado, era un pedazo de carne que podía haber sido mancillado por "un negro", "un sudaca" o "un rumano de mierda", según él. 
  • Que no le daba la gana hablarme porque había visto desprecio en mis ojos. Vamos, que veía putas visiones. Porque yo me dediqué a hablarle con todo el cariño del mundo, a expresarle mi opinión con dulzura. En ningún momento lo miré mal, por ser mi pareja, porque esas ideas no las consiento porque me parecen el colmo de la desfachatez y de la deshumanización.
  • Que era una niñata inmadura y una utópica de mierda.


¿PERDONA? 
A mí eso me superó. Vamos, que si me superó. Cogí, me levanté, y dejé de hablarle yo. Habíamos quedado con sus amigos a cenar, y salimos a la calle ignorándonos el uno al otro. De la furia que sentía me clavaba las uñas en las palmas de las manos. Y entonces lo adelanté. Él me siguió, todo ofendido. Yo jamás hablo mal, odio discutir, odio gritar, pero esa noche... ese día me sentí tan cabreada que le habría montado un pitote monumental en mitad de la calle.
- ¿Qué? Ahora no me hablas tú, ¿no?

Encima él era una víctima, pobrecito. Exploté. Exploté y le dije que no podíamos seguir así. Que esto no iba bien, que no podía más. Estaba harta de sus escenas de celos, que lloraba día sí, día no. Que eso no era una relación y que no era feliz. Que no tenía sentido nada, que estaba cansada. Y él erre que erre, que si yo no sabía debatir (¿wtf?), que si no íbamos mal, que sí que lo había mirado mal... y así hasta que se dio cuenta de que, o daba el brazo a torcer, o lo dejaba ahí mismo. Entonces sí cedió. Que lo sentía, que por favor no llorase más, pero que había visto desprecio en mis ojos y bla bla bla mierdas. Vamos, que le diera un abrazo y que se me pasara. Desde luego yo aún estaba muy afectada, y me costó varias horas tranquilizarme.

Pero ya llevaba muchas escenas de estas a cuestas, cosas que no estoy contando aquí porque no me acuerdo, o porque ya vale de echar mierda.

Días después tuvimos otra bronca monumental. Quedamos en el centro para hablar de nuestras cosas. Y salió de nuevo a relucir el tema de mi viaje. La conversación fue tan absurda y tan hiriente que volvió a hacer que los ojos se me empañaran. Ahí soltó su perla de "¿Para qué lloras, joder? No me vas a manipular llorando". Y yo ahí, tonta del ano, aguantando estas perlas.

Esa misma tarde tuvimos la siguiente conversación (aclarar que una de mis mayores ilusiones sería trabajar en un museo):

- Entonces, si en mi futura empresa hacen un cursillo antiestrés como los de mi padre... no podría ir, ¿no?
- Uy -soltó esas risas sarcásticas, ese bufido frío y sonriente como si hubiera dicho una gilipollez- como si tú en un museo fueras a ir muy estresada. 

Esa falta de respeto me hirió en lo más hondo. Me sentía despreciada. Me lo quedé mirando.
- ¿Qué te crees? Como si tu fueras a trabajar en la Nasa. 


En otros momentos me habría sentido super culpable de decir algo así, pero en esos momentos... pppf. Una mierda. Y más cuando empezó a hablar sobre que si algún día no le gustaba mi camiseta o si consideraba que llevaba demasiado escote, que me tendría que cambiar. Que eso era porque las mujeres éramos así de guarras que queríamos ir provocando. Toma ya.



Pues todo esto, en menos de mes y medio. Todo lo maravilloso que era las primeras semanas se fue por la alcantarilla, hasta llegar a ese punto fétido, rancio, maloliente. Me sentía como si caminara sobre hielo quebradizo cada vez que me hablaba. Como si fuera a explotar en cualquier momento. Tuvimos muchos problemas más: se atrevió a juzgar mi pasado, a herirme psicológicamente, a tratarme como si fuera una zorra que pudiera largarse con cualquiera, cuando sólo tenía ojos para él.

Tenía un gravísimo problema de autoestima, no confiaba en sí mismo, ni en los demás. En esa relación el pilar de la CONFIANZA estaba completamente roto, pero porque él no se fiaba de nadie. Vivía en un continuo tormento en el que se hacía daño a él mismo y me despedazaba a mí. Era horrible. Me sentía eternamente a prueba, como si fuera a estallar una bomba si respirara demasiado alto. El nivel de estrés y de presión que llegué a soportar era demasiado. Incluso un día, entre sollozos, me confesó que quizá tuviera que ir al psicólogo, que sería lo mejor, que le daba miedo actuar así... vamos, que tenía momentos de lucidez. Y yo aguantaba estoicamente, paciente...

Pero no pude más. Por los dioses que no iba a hacerlo. Estaba harta de sus desprecios, de sus palabras hirientes, de llorar cada noche y dormirme con un peso en el pecho que no me dejaba respirar. Tenía miedo de que se repitiera lo del Innombrable. No iba a dejar que alguien volviera a hacerme ese daño ni que me quedaran cicatrices. Ya no quería que me quisiera, ni lo quería a él.

Y lo dejé, le aguanté la última desfachatez que mi cuerpo podía soportar. Por muy bien que nos entendiéramos entre las sábanas, por mucho que él haya sido el único hombre que me haya hecho sentir mujer, con el que realmente congenié en la cama, me quiero demasiado como para perder mi libertad con alguien enfermo de inseguridad. Me llamó mil veces desde ese día, me mandó mil mensajes diciendo que se había equivocado, que se había dado cuenta, que podía cambiar. Por mí. Que le diera otra oportunidad.

Ja. Cuentos chinos a otras personas. La gente no cambia, solo se disfraza. Y cuando a vuelve a ser ella misma, emerge aún con más furia. Y es peligroso.


Pues nada, chico.
 Que la Fuerza te acompañe, porque yo no lo voy a hacer.

¿indiferencia o pereza?

Estoy cabreada. Otra vez. Mucho. Y herida en el orgullo.

Coño.

Ostia puta.

... me gustaría que alguien me explicara por qué nunca estoy contenta con lo que tengo. Si realmente tengo razón o si soy una mimada desastre que pide mucho. Estoy bastante ofendida, por los mismos temas que siempre. ¿Es que todo hombre con el que decido mantener una relación de pareja debe ser, por antonomasia, idiota? Si no en un aspecto, en otro.

Como soy tan machota, pues me desahogo aquí antes que montar una buena en el Mundo Real. Sí, soy una blanda, pero estoy enfadada. Porque estoy cansada de ciertas cosas, tal como comentaba en esta entrada.

El caso es que por fin recaudé todo el valor que tenía dentro para decirle a buenas a Chicombre (más que a buenas, fue un tono muy modosito, tonta de mí, intentando por encima de todo no herir sus sentimientos de virilidad) que oye, que si él acababa antes que yo, se acordara de que yo me quedo con el calentón hasta que me consigo dormir.

La respuesta que recibí fue "es que cuando acabo yo me da mucha pereza". Vale, fue seguido de un "entonces tengo que intentar que acabes tú antes porque si no yo no tengo control y me amodorro". Ahá. Pero la razón es QUE AL SEÑOR LE DA PEREZA. ¡Con dos cojones, Mariloles! No me malinterpretéis, hombres del mundo, si es que alguno se pasa por aquí... aunque ahora estoy cabreadísima y hablo con mucha ira, siempre soy muy compasiva/comprensiva con los chicos que han conseguido llegar a esta fase. Alguna vez he tenido que lidiar con un gatillazo al que no le he dado la más mínima importancia, y me he quedado haciendo mimitos y diciendo "no pasa naaada, a la siguieeente, estarás cansaaado", sin escatimar en besos y caricias, propongo ver una peli o hacer otra cosa. Y a la siguiente, se puede. Siendo totalmente sincera lo veo muy poco importante, me parece totalmente comprensible y son cosas que pasan... incluso me parece "tierno" que de ganas que tiene el tío llegue al orgasmo en menos de un minuto. Lo que me ofende, MUCHO, MUCHÍSIMO, es esa actitud de "si gozas bien y si no también". Me dan ganas de llorar. Me parece bien que dures un minuto, pero joder, no estás tú con tu mano sino con una mujer que también siente. Una mujer que se queda a dos putas velas y con un sentimiento de "me han utilizado" tremendo a no ser que te preocupes. No es preciso que dures tres cuartos de hora. Pero puedes repetir. Puedes darle un orgasmo esa noche, o esa mañana, o cuando sea. No lo haces una vez cada tres días en los que ni siquiera la has complacido, y luego que vuelva a su casa. Pretender que se vuelva tan contenta.

Yo soy gilipollas. Y una gilipollas que hace un teatro muy bueno para que no se le note ofendida, porque el señor se va a pasar unos días a Pirineos y no quiere que haya cabreos antes de que se pire.

Él tiene 13 años más que yo. Y dice estar tan contento de tenerme. Me demuestra que me quiere aunque no es muy de decirlo. Me lleva a un montón de sitios. Quiere conocer a mis padres. Se presenta como mi "novio"... pero necesito que mi "novio" sea eso y además, que sepa tenerme satisfecha. Lo demás es un amigo, ¿no? Es lo que diferencia a un amigo de una pareja, el sexo. Y si no es bueno, si no me satisface... ¿qué?

La verdad es que últimamente se toma su trabajo... pero porque piensa que voy a llegar al orgasmo vaginal si encontramos la posición correcta. Pues no. No me siento en condiciones porque sé que no va a salir, y menos de estos modos. Las mujeres somos clitorianas, aunque alguna vez yo misma haya llegado de otra manera, muy excitada tengo que estar para eso y mucha suerte hay que tener. A mí eso me la pela, con tal de llegar. Pero no. Aquí, a seguir manteniendo el sexo=pene dentro de vagina. Se preocupa por tocarme y darme placer así, lo reconozco. Pero es que noto el aura de "por obligación". No me gusta. Pero nada. Es como si un tío percibiera que no lo desean en la cama, y que lo hacen porque es lo normal. Una mierda.

No sé si mi corazón se ha endurecido después de la experiencia, pero si alguien no se preocupa por mí en la cama no debe de quererme ni valorarme demasiado. Aunque demuestre lo contrario. Sin baños calientes. No soy indulgente con los demás pero conmigo misma tampoco. Ojalá fuera así de clara y tajante en la realidad, y no solo cuando me pongo a volcar mis ideas y tristezas en un rincón de Internet. Que aunque creo que ya he pasado la etapa corderito a la etapa leona, sigo siendo demasiado tonta del orto.

... y sí, estoy muy cabreada.

domingo, 10 de junio de 2012

Más feliz que una perdiz

Estoy feliz. Pero contenta contenta. Del tó.



¡¡¡HE APROBADO TODAS!!!

Creo que me voy a pegar una cogorza para que se me olvide, y cuando tenga que mirarlas de nuevo, me lleve esta alegría de cero otra vez.

Durante estos días he tenido la pesadilla recurrente de que me caía todo con unos y treses. Vamos, que estando durmiendo con Chicombre lo desperté adrede para que me confirmara que no habíamos mirado las notas, porque yo ya visualizaba el fracaso absoluto. PUES NO! Menudo verano me voy a pegar... porque total, si no voy a conseguir trabajo, voy a preocuparme por vivir el último verano que puedo vaguear de mi carrera, y luego ya hablaremos de prácticas.

Ay ay ay, qué pedazo de verano me espera.

Lista de cosas por hacer:

  • Leer "Danza con Dragones" (reservado y casi a la vuelta de la esquina)
  • Seguir escribiendo mi intento de novela
  • Ver American Horror Story (empezada)
  • Ir mucho al cine y a la playa
  • Leer "El temor de un Hombre Sabio" (pero ya con menos ímpetu)
  • Pasarme el Skyrim
  • Ir al festival de metal "Costa de Fuego", Benicassim
  • Ir al festival de metal "Leyendas del Rock", Murcia
  • Pegarme la vida loca en la piscina
  • Dormir cual lirón
  • Permitirme un poco de aburrimiento de vez en cuando
  • Comprar alguna cosa de Lush
  • Crear partidas de Rol para hacer de Master con mi panda de hombres frikis
  • Ver pelis de Disney de mi infancia
  • Viajar a zonas chulas-chulas de España y hacer senderismo
  • Bañarme en cascadas y lagos y playas y ríos y charcos de fango cual cerdo
  • Disfrutar
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Voy a descorchar la horchata. Y los fartons. Esto hay que celebrarlo aunque esté sola en casa.

jueves, 7 de junio de 2012

Un perro del hortelano.

Pétalo escribió en ESTA ENTRADA las bondades de un perro del hortelano. A mí no me acababa de llegar el riego al cerebro para entender en su totalidad este armonioso concepto de "ni come ni deja comer", y confieso que no terminaba de pillar: ¿Comer qué? ¿Qué hortelano? ¿El perro come qué? ... es una de esas expresiones que has oído muchas veces en la vida pero sin pararte a reflexionar sobre ellas. Y no es un concepto tan difícil de captar, pero mira, yo no había intentado profundizar en el significado de ello...

¡Que me voy por las ramas!

Yo creo que tengo un caso de perro del hortelano, pero como soy bastante loba esteparia me da lo mismo que lo mismo me da. Supongo que es porque al final una se cansa de la tontería, y yo paciencia con estas cosas tengo la justa y necesaria. Me he ido haciendo dura conforme han ido pasando los años y he ido conociendo memos, ¿qué se le va a hacer?

Cuando lo dejé con Señor Ameba (al que llamamos así por su característica mente despierta y capacidad de reacción, el pobre) creo que tuve razones bastante fundadas. Nunca quiero hacer daño a nadie, y tengo mucha paciencia, mucha fe en que las cosas mejorarán, mucho tiempo que seguir regalando de gratis por amor aunque vea que las cosas se van a la mierda... pero llega un momento en el que se seca el río. Y no vuelve a llover. Yo soy así: una vez tomo una decisión no doy marcha atrás. No creo en "segundas oportunidades" más que nada porque doy millones de ellas antes de tomar una decisión definitiva. Para mí no existen las segundas partes una vez me siento traicionada. Total, decidí dejar al Señor Ameba tras casi un año de sinsabores y una relación en la que primaba mi insatisfacción mezclada con un sentimiento de invisibilidad por mi parte. Yo no pido el oro y el moro, es más, nunca pido más de lo que sé que me pueden dar o lo que necesito. Pero, como las plantas, necesito nutrientes para seguir creciendo y no volverme espinosa.


Al Señor Ameba lo dejé por su pasotismo general. Por vernos una vez al mes y que se la pasara jugando a la Play Station como si yo fuera una burda estatua de cera. Por confundirme con una muñeca hinchable y no ocurrírsele que a lo mejor era bueno currarse un maldito orgasmo en un año. Por olvidarse de mí cuando no estaba delante de su ordenador. Sé que me quería, y de hecho... me siento un poco mal por hacerle sufrir así, aunque si él no hubiera actuado como lo hizo posiblemente las cosas habrían podido ser distintas. Porque sigue pasándolo mal aunque hace casi un año que le dije "HASTA AQUÍ". Porque es buen chico aunque sea un niño. Pero yo ya estoy bastante de vuelta de estas cosas y sé que quien no se te gana día a día solo te condena a una vida monótona y triste. No creo que, si hubieran ido bien las cosas, y finalmente me hubiera mudado a su ciudad a vivir con él, hubiera logrado acostumbrarme a su debilidad, su falta de detalles y su pasividad extrema. No sé. Le tengo cariño y me gusta seguir teniendo alguna conversación con él de vez en cuando como amigos, pero tampoco voy a dejar que se haga ilusiones. No quiero que se piense que porque continuemos teniendo relación vayamos a poder estar juntos de nuevo. Porque no va a ser así.

Bueno, pues ahora que estoy con Chicombre y lo sabe... no deja de marear. Casi puedo ver sus ojitos de cachorrito tristón al otro lado de la pantalla cuando me pregunta cosas que no proceden. Que si por qué no voy con él (a solas...) a un concierto de Rock. Que si he probado el Diablo III. Que si nos vemos este verano. Que si soy feliz. Que él no es feliz sin mí. Que nunca volverá a querer a nadie. Que si me acuerdo de él. Que ojalá nada hubiera pasado. Que no entiende cómo pasó lo que pasó. ¿Y CÓMO CONTESTAS A TODO ESTO DE MANERA DIGNA, SIN HERIRLE? Porque soy muy pava, y aunque le digo que no, o contesto con evasivas, no soy capaz de plantarle la dura Verdad ante sus ojos con palabras tajantes. Porque soy mema, sí, me merezco doce millones de abucheos todos seguidos y un par de collejas bien dadas.

Que conste que jamás le engaño. Sabe que sí, soy feliz en mi vida, con otra persona. No tengo intención de volver con él, que quizá con otras circunstancias lo nuestro hubiera sido posible pero que ahora ya no. Que no vamos a volver, que la vida continúa y que él, por mucho que lo niegue, volverá a enamorarse de una tía de puta madre que lo haga feliz. Pero se hace duro tener que estar siempre repitiendo, siempre poniendo límites, siempre echando por tierra sus esperanzas vacías. Porque a los amigos no se les hace daño, incluso en estos casos.

Lo dicho... soy una mema tan grande como un castillo.

Pues eso. Tengo un perro del hortelano. Cuando me tuvo, pasaba millas... y ahora que me tiene otro y me ve feliz y llena... pues a marear. ¿Que si me da pena? Pues joder, mucha. Ojalá las cosas le fueran bien, soy la primera que le desea lo mejor. Pero la lleva clara si se piensa que a mí me puede comer la cabeza. El pobre. Que no, que no y que no.

Mi vida es demasiado valiosa para gastarla en rutinas y en una Play Station. Lo sé. Soy un ser humano despreciable.

Final de la segunda temporada de JUEGO DE TRONOS


¡Uf! Llevo unos días sin parar por casa. Con el fin de los exámenes he decidido que el suelo me quema y que necesito salir a ver la luz después de tres semanas encerrada cual topo en su madriguera. Resulta que el Chicombre es un terremoto extremo, un montañista aventurero, y no paramos de irnos de senderismo. A mí me encanta, aunque no estoy tan acostumbrada a andar y me es más costoso que a él. Aún así, como soy una cabezota, aunque me caiga muerta no me doy por vencida. Y merece la pena porque hay unos parajes preciosos.

Vamos, que estos días estoy yendo a un montón de excursiones de andar, a montañas a sudar la gota gorda y a lagos a pegarme chapuzones. No paro quieta.

Fin de la segunda temporada de JUEGO DE TRONOS 
desde el punto de vista de una lectora y fan de los libros


esta misma cara de penica y decepción se me quedó al ver el último capítulo de la 2ªtemporada de Juego de Tronos

Ha terminado la segunda temporada de Juego de Tronos. Como lectora de los libros que soy... no sé, me ha dejado bastante fría. Creo que se han desviado tanto de los libros que hasta lo que más me ilusionaba ver (la casa de los Eternos, por ejemplo), lo han echado por la borda. Joder, si ese capítulo de Daenerys era brutal, era lo más interesante de esta parte, únicamente teníais que ceñiros al librito... ¡joder! Pues no. Ale, a marear con cosas que no pintan una shit y a dejarse las profecías (LAS PROFECÍAS SEÑORES!) sin hacer por qué sé yo qué razón oculta. Era lo que esperaba con más emoción de la temporada, y la han cagado de forma bestial. Muy, muy, muy mal. Por lo menos sale Khal Drogo (que siempre alegra la vista) en una escena muy emotiva... pero bueno. Yo qué sé, un patatón total.

Y luego... la boda de Robb con ¿¿Jeyne//Talissa?? No parece que esté muy atribulado con romper su pacto con Walder Frey. Además, ¿Robb ofreciéndose a los 7Dioses cuando cree en los Dioses Antiguos... PPPPFFFFF.

"¡Ay madre del amor hermoso, qué sucesión de cagadas!" piensa Jon.

Lo de Qorin Mediamano y Jon es de traca también. Deberían escribir un libro titulado "cómo destrozar un personaje primordial para una saga en 10 capítulos". Esto me cabrea. La muerte de Qorin ha sido insulsa y ha dejado a Jon como un niñato cabreado con cara de pez. Eso por no decir nada de Fantasma, que también ha debido morir en algún momento... porque desde el tercer capítulo no sale el maldito lobo. Me pone negra.

Lo de los Otros no tiene desperdicio tampoco. Era el primer capítulo del tercer libro, en el que debería ocurrir algo bastante chungo y que también estaba esperando ver en TV mordiéndome las uñas. Y, cómo no, la cagan. Sale Sam detrás de un pedrolo, un No-Muerto parece que lo ve y... pasa de su jeta. ¿Cómo es que una maldita horda de zombis dejan a Sam ahí detrás de la roqueta, con su culete tierno de cerdito en pompa, sin comer? ¿Hola? ¿Son zombis selectivos? ¿Gourmet? ¿Solo comen sano y sin grasa? ¿Beben leche de soja? ... no sé, me convence -3... eso sí, muy épico todo. No lo vamos a desmerecer. Solo que me cabrean determinados cambios/fallos

Eso sí, también destaco a Jaqen, que me ha encantado el actor aunque su hilo argumental también haya sufrido cambios idiotas (pero que puedo comprender). Arya, Tywin, Tyrion y los demás... no tengo grandes quejas.

"Toma bonica, pa que te compres cromos"

Bueno, en definitiva... yo soy defensora de que introduzcan cambios en el guión, y que adapten para la pantalla aquello que deba cambiarse. Que pongan pequeñas sorpresas en la serie para los que sí han leído estos maravillosos libros, así como que quiten algún personaje. No soy una purista. Pero lo que no me gusta es que caguen los momentos importantes para la trama. ¿Qué necesidad tienen de fastidiar todo lo que cae en sus manos? ¿creen que lo mejoran? Porque la respuesta es NO.