domingo, 26 de agosto de 2012

Mi familia y otros animales: M.L.

M.L. es un ente lovecraftiano en sí mismo. Resulta que es una especie de prima de mi madre que vive por Utiel, con cuerpo y cara de calabaza, peluca y ojillos porcinos. Es soltera, vive sola desde que hace años murió su madre, y tiene una carencia de sentido común brutal. Todos los veranos sale de su pueblo para venirse unos días (que se nos hacen interminables a todos) a mi casa, llenándola de un extraño olor a heces y pestilencia rehogada en perfume de viejales. Por supuesto que si fuera una semi-viejecita adorable lo soportaríamos con agrado, pero es que M.L. es mucha M.L. 

Lo primero que deberíais saber de ella es que es la PERSONA MÁS PESADA del planeta. Con deciros que mi padre compró el identificador de teléfonos para saber cuándo llamaba ella y así no cogerlo... en la conversación más simple, como por ejemplo preguntar si está mi madre en casa y si se puede poner, te atrapa 45 minutos mínimo. Empieza un INTERROGATORIO que debería ser estudiado por la policía, por CSI y por la CIA, de torturador y horripilante.

Por otra parte, parece que SU MENTE NO FUNCIONA COMO LA DEL RESTO de humanos. Dice todo, ABSOLUTAMENTE TODO lo que se le pasa por la cabeza, sin pensar. Además tampoco es muy inteligente y suele preguntar cosas bastante absurdas, o discutirle a todo el mundo cualquier cosa. Como muestra de ello, una conversación recién ocurrida.

   Loba Feroz está tranquilamente en su cuarto intentando acceder al World of Warcraft, cuando le da por silbar cinco notas de la banda sonora del juego. De súbito se oyen unos pasos apresurados que suben la escalera, el olor precede a M.L. y Loba no sabe a qué se enfrenta. M.L. se para en la puerta, la abre y se queda mirando a Loba con sus ojos de cerdito fijos en ella. (CONVERSACIÓN 100% VERÍDICA).
- ¿Estabas silbando tú?
- ... sí. 
- ¿Te gusta silbar? 
- ... bueno, a veces silbo sin darme cuenta.
- Silbar es de hombres, allí en el pueblo solo silban los hombres.
- No sé, silbar podemos hacerlo todos.
- ¿Silbas a menudo?
- No sé... cuando me da por ahí...
Y se queda mirando a la joven con sus ojos fijos. Sin moverse. Sin retirarse. Solo la observa fijamente. El olor se hace cada vez más insoportable, y Loba decide girarse poco a poco hacia la pantalla... por si M.L. se da cuenta de que la conversación no da para más. 
- Me gusta tu vestido. 
- Gracias, M.L. 
- Me gusta más que los pantalones que llevabas ayer. Eran de moro. 
- Bueno, a mí me gustan.
- No te los pongas más que eso es de moro. Y silbar... bueno, no silbes mucho que no queda bonito.
Intento no caer en el bucle de 45 minutos hablando de pantalones, le digo cualquier cosa, a lo que ella responde con un monólogo bestial. Y se va a hablar con mi madre, a repetirle todo lo que me ha dicho. Tal como vino. FIN. Menos mal.


Bueno, supongo que esta no es la conversación más extraña que hemos tenido. Recuerdo aquella en la que me decía que era mi obligación como hija única casarme por la iglesia porque si no le quitaría la oportunidad de ver a su hija bendecida por dios y vestida de blanco. También fue surrealista cuando salió a remojar la peluca en la piscina. No puede comer si no es a las 14:05 justas, porque dice que si no el estómago se le cierra dos días. O cuando me preguntó hace un par de días si me había puesto pantalones cortos porque me gustaba enseñar las piernas.

Ayer vino un amigo a mi casa y le llamó gordo, feo y desgarbado... sin querer, claro. Así como quien no quiere la cosa. "Uy, a tí te conozco, me suena tu cara... ah, sí que tienes una cara muy peculiar, sí, supongo que ya te lo han dicho. Pero estabas más delgadito, ¿eh? No tenías esa tripa. Bueno, al menos la cara sigue igual, ya sabes... un poco rara, peculiar, sí. Por eso te reconozco. A ver, da una vuelta. Sí, sí. Como eres tan alto no tienes movimientos muy fluidos, ¿verdad? Claro, no los tienes. ¿Qué estudias? ¿Tus padres trabajan? ¿Dónde vives? ¿Desde cuándo conoces a Loba? ¿Hiciste la comunión? ¿Tienes novia?..." etc etc etc. El pobre no sabía dónde meterse.

Cuando no estaba con nadie, empezó a hacerme preguntas de lo más extrañas: que si mi novio futuro hablaría en español, que si me lo buscaría rico, que si iba a ser del PP o del PSOE... Brutal. Imaginaos ahora que sabe que estoy con alguien. Creo que jamás en la vida sufriré un examen tan exhaustivo.

Lo cierto es que toda la familia conoce ya sus salidas de tono y su falta de sentido común (aunque luego tiene momentos en los que es maja y eso) y nadie le hace mucho caso. Por eso a mi madre le da pena y se la trae, aunque cuando se vaya acaba con unos ataques de estrés brutales y se pasa dos días echando humo por las orejas. La verdad es que no entiendo nada.

Al menos agradezco que no vivamos muy cerca, porque sería un tremendo sufrimiento.

8 comentarios:

  1. Todas las familias tienen su propio faunario de criaturas propias. Unas más extravagantes y otras menos. Pero si M.L es lo peor que habita en tu faunario, te envidio. Pero mucho xD.

    Besitos.

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    1. Uy, no, no lo es. Hay gente maravillosa y gente que no tanto. M.L estaría en un puesto 7'5/10 de insoportabilidad.

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  2. Jo, qué tía tan... impertinente? Cansina? Buffff... Menos mal que en el fondo es maja, porque si no...
    Lo de la peluca en remojo en la piscina me ha matado. xDDD

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    1. Imagínate a mi cuando vi algo flotando y dije "mamá, se ha caído una rata a la piscina"

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  3. Por gente y mujeres como estas yo:
    1- No he dicho a nadie que tengo maromo desde hace casi dos años.
    2- No me caen bien los que pasan los 60-65.
    3- No me relaciono con mujeres de más de 60.
    4- No me relaciono con gente de mi pueblo, porque son todos y todas como M.L
    5- Soy asocial selectiva y a mucha honra.

    No sé como aguantas. Yo me topé con muchas como esta M.L, de mi familia y vecinas de pueblo, y al parecer soy el anticristo y la antisocial del pueblo, porque les contesto de tal manera que se pasan de acera cuando nos cruzamos.

    Y fijo que si tú le haces un interrogatorio como los que te hace ella le parece algo impertinente. Se's que...

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    1. Te comprendo. A mí me lo sacó mi madre con sacacorchos hace tiempo y le pedí que no lo contara a nadie porque no tengo por qué estar dando explicaciones ni contestando interrogatorios. Al día siguiente ya me preguntaron cinco personas...

      Aguanto porque no las veo mucho. Si fueran del día a día no se lo que iba a hacer...

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  4. Tu M.L es un ejemplo bastante extendido, me temo, lo que me plantea dos preguntas: ¿por qué el concepto de higiene personal se vuelve tan laxo para mucha gente a partir de cierta edad? y ¿es verdad que si a algunas personas les pones una maceta al lado se ponen a hablar con ella? Misterios sin resolver.

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    1. Pues no conozco la respuesta a tu primera pregunta, pero sí que está muy extendido eso. Y lo de la maceta... no lo dudo para nada. Seguro que lo de hablar a las flores se le ocurrió a una abuelaca loca.

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